Mi hijo se refería a las bombas y misiles que por la tele se veían circular como destellos en la noche,
pero yo pensaba más en el hambre, en la hambruna, en la desdicha y finalmente en la muerte mientras las
noticias narraban toda aquella barbarie con pelos y señales.También pensaba en mi hijo, en el mundo al
que le había traído, el mundo que hereda, que ya de por si siendo difícil, tiene más complicada su existencia si sigue en manos de monstruos.
Seguramente mañana le tendré que explicar a mi hijo adolescente que son los daños colaterales y el sentido
de algo que no lo tiene.
Tampoco hace falta ser un adulto para darse cuenta de que el camino no es el correcto, pero su inquietud
lo puede todo y lo absorben todo.
Pero lo que no sabe Lucas, es que hoy es allí y mañana es aquí, que una vez comenzada la cruzada del mundo solo se para cuando ha habido más muertes que supervivientes y cuando el vencedor tiene todo el oro del vencido. Ese será el día en que Lucas y yo tengamos miedo, el día en que nos vean por la tele heridos o muertos y sean otros los que digan eso de...
-No sabía que en la guerra hay monstruos más terribles que el hombre.
-Los hay hijo, los hay.
Un Saludo.
Mundoyás.
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Dificil de explicar una guerra a un niño, sin duda.
ResponderEliminarDe todos los miedos, creo que el más poderoso, es el que un padre siente por un hijo cuando el futuro se presenta oscuramente incierto. Me ha gustado tu reflexión.
ResponderEliminarLos niños son tan inocentes que no pueden llegar a comprender la magnitud de las guerras y las crisis y es una suerte, porque comprenderlo les robaría para siempre su infancia...
ResponderEliminarBesines de todos los sabores y abrazos de todos los colores.
¿Por qué siento que duele tanto esta frase? Ójala nuestros hijos estén siempre lejos del odio. Cómo me ha gustado leer tu relato. Un beso
ResponderEliminarSon ellos la única solución para terminar lo que nuestras generaciones no han podido (o querido) comenzar: El fin de las guerras.
ResponderEliminarGran momento el que contiene tu relato. Un abrazo quillo
la mejor forma de contárselo es como un cuento...
ResponderEliminarNo sé que será de las futuras generaciones pero me temo que nada bueno heredarán.
besotes Yas.
¿Y si ni nosotros mismos nos lo explicamos qué haces con un niño? Además, si todos hemos sido niños, incluso los que hacen las guerras, ¿en qué momento cambia todo tanto? Da que pensar...
ResponderEliminarTe tengo que poner un pero pequeñito (ya se lo he puesto a Brian, así que a todos o a ninguno... ahora me siento un poco señorita Rottenmeier xDDD). El verbo haber es impersonal, así que va siempre en singular ("ha habido" y no "*han habido"). Espero no ganarme vuestro odio eterno con esto, es deformación profesional :P
Pues menos mal que no estás convencido con lo que ha salido, porque a mí me ha gustado mucho. Espero que te vaya mejor esta semana, así fliparemos con tu próxima historia :)
Besos!!
Los niños son el futuro y la esperanza. Explicarles algo tan complicado como una guerra es muy difícil. Has hecho que me metiera en tu historia. Me ha gustado mucho. Tanto como para quedarme! ;)
ResponderEliminarSaluditos desde mi mirilla :D
Gracias a todos los que han pasado y los que queden por venir por adelantado, sigue sin hacerme tilín lo que he escrito, pero me alegro que a vosotros os haya gustado, me ha parecido una idea vulgar y un texto vulgar también.
ResponderEliminarAtenea, ya lo he cambiado, gracias por el aporte profesora y sin miedo ya puedes corregirme lo que quieras, que así aprendo más día a día.
Saludos a todos.
Mundoyás
Siempre guerras, hambruna y desdichas... y nada por lo que felicitarse de corazón.
ResponderEliminarAl menos sí, una felicitación. No. Mejor, dos: una por el relato que, aunque escueto, está lleno de buenos propósitos en verso al hijo; otra por la re-vuelta que hemos hecho los CC, ya que no pasé la semana pasada a verte.
Felicitats, Mestre!
Hay grandes verdades en lo que dices como que la guerra acaba cuando el ganador se lleva el oro del vencido y cuando el muerto es uno mismo.
ResponderEliminarMe ha gustado. Besotes.
Hay verdades como puños en lo que aqui dices. Y que dificil es explicarle a un hijo que es ese invento llamado guerra.
ResponderEliminarBesinnnnnes
Ser padre ya conlleva tener miedo de todo lo que pueda afectar a sus hijos, pero si además es algo de tamaña magnitud ni qué decir tiene que se permite dejarse abandonar en estas reflexiones de horror.
ResponderEliminarTe dejo besos y polvo de Hada.
Sé que no estás muy contento con el resultado, pero a veces necesitamos que alguien nos abra los ojos en cuanto a lo que sucede a nuestro alrededor más allá de las historias que podamos crear.
ResponderEliminar¿Cómo que no seamos muy duros contigo? Si esto es una auténtica mierda!! ajajajja
ResponderEliminarYa en serio, está bien escrito, aunque no sea un relato propiamente dicho. Es más una reflexión, dura, y realistas, de qué son las guerras. ¿Y qué podemos explicar a los niños, que todo lo preguntan? Poca cosa, por desgracia...
Un saludo!