23 de diciembre de 2012

Shhhhhh



Para mi vuelta a cuentacuentos he querido hacer algo especial, la verdad no me sentía muy inspirado y finalmente hemos escrito esto entre Teresa y yo, espero que os guste.


-Nunca había deseado tanto estar de vuelta. Sssshhh, cierra los ojos y no hables. No digas ninguna palabra ahora. Voy a probar algo. Así, No hay luz en la casa. Cuidado con la lampara de la mesa, ya sabes dónde colocar las manos en caso de duda. Y los pasos que des, con seguridad. Eso es, quedan tres escalones. Empuja la puerta y no corras, ya llegamos. Avanza un poco más, despacio, Sssshhh. Llega la claridad del patio a través de la ventana rota, podemos pasar sin miedo a rompernos la cabeza. Pasa, yo voy cogida a tu cintura. Ahí está. ¿Lo ves? No era tan difícil. Ahí está, detrás del sofá rojo de la abuela. Acércate, vamos a ver qué queda de él. Quita las telarañas de encima, así, no noto nada. Le dan un tinte tan romántico. Quítalas de una vez. Esa cajita azul. Cómo la echaba de menos. Pónmela aquí, sobre las rodillas. Cómo me gusta este sofá, parece que te abraza, ¿verdad? Aquí estuvo escondido el reloj del abuelo muchos meses, y a nadie le dio por buscar entre sus costuras. Voy a abrirla. No vas a llorar. No vas a llorar porque lo prometiste allí abajo y no te lo perdonaría. Voy a abrirla ahora. Ssssshhhh  

Abrió la cajita y todos aquellos recuerdos de la infancia que tenía olvidados vinieron a su cabeza, recuerdos olvidados por el tiempo y la vida, sus abuelos, su hermana y su infancia en aquella gran casa de verano. Los juegos en el jardín,  los correteos por la casa, el sonido de sus paredes, los pasteles de la abuela, el reloj de cuco, el olor del campo, los amigos del abuelo, los días de lluvia,  los animales, las sonrisas y alguna que otra lágrima por despecho. 

 En la cajita, un caballito de madera, unas canicas, una nota de cumpleaños del abuelo, con esa letra tan particular, un pétalo de rosa seca y un beso del primer amor. 

 -Ves, te lo dije. Te dije que esto te devolvería la vida, Shhhh. No digas nada, solo respira y siente, esta es de nuevo tu casa y aquí vivirás. Aquí recuperaremos los años perdidos, los de tu marcha, cuando te arrancaron de nuestro lado, nunca olvidaré ese día, pero nunca olvidaré este. 

 Bienvenido a casa.