15 de marzo de 2013

Asesina


A esas horas de la mañana no tenía paciencia para nadie, normal que terminase con un cuchillo entre pecho y espalda. Al abrir la puerta de la habitación, un polvoriento aire se paseaba tranquilamente en silencio por el pasillo de aquel motel de mala muerte. Cerró de nuevo, se duchó, se vistió y cuando se dispuso de mejor humor sacó aquel cuchillo de sus entrañas. El cuerpo de aquel viejo flaco estaba tumbado boca abajo en la cama con el cuchillo clavado a media espalda.

El plan era sencillo, Will me llama, queda conmigo en un lugar público, me indica la victima a través de una foto y donde encontrarlo, el resto lo hago yo, luego sin explicaciones me paga por mi trabajo y se fía de mi efectividad. Nunca pregunto que han hecho o dejado de hacer, si Will actúa por honor o por pura ambición.

John Freeman, 66 años, de apariencia flaca, de rutinas normales durante el día, no parece tener familia ni esposa. Alguna que otra noche va al puticlub dos manzanas más allá de su casa y se lleva alguna jovencita.
Me hago pasar por puta, voy al establecimiento, lo seduzco, me invita a su casa, pero...

No, le tengo tan absorto que le digo de ir a un motel mejor y no pone impedimentos. Ya en la habitación se desnudó enseguida, le hable de un masaje con el cuerpo, se tiró boca abajo, me excusé para ir al baño a acomodarme y desnudarme y cogí el cuchillo del bolso, me encanta ver el brillo de un cuchillo recién afilado.

Me puse encima de él, empezaban a salir las primeras luces, por darle un último placer empecé un masaje en la espalda, John no paraba de hablar y balbucear, hablaba de sus hazañas de guerra, las violaciones de niñas y mujeres inocentes, etc, solo habían pasado 5 minutos.

Hacia tiempo que nadie me sacaba de quicio, aquel viejo lo consiguió, los primeros rayos de sol ya entraban a través de la ventana cuando le clavé aquel cuchillo, lo hice con toda lentitud, sintiendo entrar en su carne por el mango mientras se retuerce el cuchillo y con él su víctima. Una paz especial y un silencio, un orgasmo sideral al sentir como entra.

Ya en la calle, solo pienso en descansar un par de días y que Will no tarde en volver a llamarme.

Normalmente no suelo esconder los cuerpos, no dejo pistas, nunca mato de la misma manera para que no hayan patrones, no guardo premios de mis matanzas, es solo un negocio muy bien pagado. Solo tengo que pensar, que Will no decida nunca prescindir de mis servicios, eso significaría mi muerte, pero eso sería ya otra historia.

Fin.

Imagen sacada de: http://www.fondos7.net/


Historía para "El Cuentacuentos" con la frase de Beleita.